JOHANNESBURGO, Sudáfrica.- Una sonrisa simpática y radiante se distinguía en ese rostro moreno como el café, surcado por ceños de felicidad y encanto. A un lado, las pelotas de rugby dibujaban en el aire símbolos de unión y de amistad, advertidos con fascinación y asombro por una atmósfera espesa de historia, que supo de leyendas de lucha, resistencia y también de paz. Esa fue la mejor postal que regaló el deporte: decenas de niños maravillados por conocer y aprender de esos personajes atléticos y musculosos que ocasionalmente vieron por televisión o en los periódicos. Estuvieron allí diez jugadores de los Pumas y también aparecieron Bryan Habana, Percy Montgomery, Schalk Burger, entre otras cuantas figuras de los campeones del mundo. Sucedió en Soweto, un suburbio de Johannesburgo salpicado por lágrimas de dolor e injusticia, un sitio que fue uno de los focos más vigorosos en los que se gestó la lucha contra el apartheid.
Allí pasaron ayer el día algunos jugadores argentinos (faltaron los que serán pasado mañana titulares) y el plantel completo de los Springboks. Conjuntamente, ambos equipos regaron sus conocimientos rugbísticos por un terreno que se hizo fértil al mundo ovalado tras la abolición de la política de segregación racial y gracias a la ayuda de un hombre blanco, quien por entonces era el director del liceo técnico Jabulani. En 1994, y después de mucho trabajo, el entusiasmo y la solidaridad levantaron lo que es hoy Soweto Rugby Club, un predio pequeño, con dos canchas, y en donde casi a diario disfrutan unos 600 chicos, todos negros, de los placeres de correr detrás de una pelota.
Fue una clínica de rugby sin distinciones, con niños blancos y negros, todos unidos por la riqueza del aprendizaje y de la amistad. Las figuras mundiales les enseñaron principios del rugby, una disciplina que de a poco gana popularidad en Soweto (South Western Township), un suburbio que convive al borde del hacinamiento, con más de 3.500.000 habitantes y que, según los locales, "es un país dentro de Sudáfrica".
En el centro de la cancha principal, John Allan, un ex Springbok, dirigía los ejercicios mediante un altavoz. Cada jugador tenía a su cargo un grupo de diez chicos a los que les debía enseñar y luego exponer en público todo lo aprendido. Los pequeños que estuvieron bajo las órdenes de Esteban Lozada y el sudafricano Victor Matfield se ganaron la mayoría de los aplausos. Marcos Ayerza, pese a su excelente inglés, jamás pudo hacerse entender entre los niños, aunque la práctica le resultó agradable. "No importa, nos salieron algunas cosas mal, pero lo importante es que los chicos se divirtieron", dijo conforme el pilar argentino.
En medio de un clima de fiesta, a un costado, observaba en silencio Hugo Porta. El tuvo mucho que ver en la organización de este acontecimiento único (fue la primera visita oficial del seleccionado de Sudáfrica a Soweto). Pero su participación no se detiene únicamente con lo de ayer. La Fundación Laureus, de la que Porta es miembro, le está dando una mano a Soweto Rugby Club con un proyecto comunitario que se desarrolla por medio de ese deporte, "enseñando los valores para la vida, dando trabajo y sembrando semillas para que aquí existan muchos más clubes", según explicó el simpático Dali Ndebele, director del club.
"Es nuestro hogar. Crecimos tanto en los últimos años que queremos fundar más clubes alrededor de Soweto, para que todos tengamos nuestro lugar. La visita de los Pumas y la de Hugo Porta es importante y les enseña a los chicos, todos ellos de situación desfavorable, a incentivarlos a que si se esfuerzan algún día podrán llegar a ser como ellos", comentó Ndebele.
Un vaho de dulzura y serenidad se advertía en el atardecer. Los últimos rayos caían sesgados e iluminaban a un lugar que se abrió a la vida por el camino de la paz. Vivió allí el ex presidente Nelson Mandela y reside actualmente el arzobispo Desmond Tutu, ambos ganadores del Premio Nobel. Sus presencias se percibían en el aire, en esa brisa fresca que irradiaba placer. La jornada de enseñanza de rugby rayaba el final con el sol perdido entre colinas y quebradas, con un paisaje de sonrisas eternas que dejará su huella en la memoria de Soweto.
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Niños y jugadores, en la monumental foto del final del encuentro, agasajaron a Nelson Mandela por su 90° aniversario. Le cantaron el cumpleaños con su apodo: Madiba. Los rugbiers argentinos también participaron del cántico al ex presidente sudafrica.
Johannesburg, South Africa .- A sympathetic smile and radiant face is distinguished in that brown as coffee, furrowed by upwind of happiness and charm. On one side, the rugby balls Dibujo en el aire symbols of unity and friendship, warned with fascination and amazement by a thick atmosphere of history, who knew about legends of struggle, resistance and peace. That was the best postcard that gave the sport: dozens of children amazed to know and learn from these characters and muscled athletic occasionally saw on television or in newspapers. There were ten players from the Pumas and also appeared Bryan Habana, Percy Montgomery, Schalk Burger, among other figures of how many world champions. It happened in Soweto, a suburb of Johannesburg punctuated by tears of pain and injustice, a site that was one of the hotbeds more vigorous in which gestó the struggle against apartheid.
He spent the day yesterday some Argentine players (those who are missing after tomorrow holders) and complete the campus of the Springboks. Together, both teams conduct their knowledge rugbísticos by a fertile ground that became the world oval after the abolition of the policy of racial segregation and thanks to the help of a white man, who by then was the technical director of lyceum Jabulani. In 1994, and after much work, enthusiasm and solidarity erected what is now Soweto Rugby Club, a small campus, with two courts, and where almost daily enjoy some 600 boys, all black, the pleasures of running behind a ball.
It was a rugby clinic without distinctions, with black and white children, all united by the wealth of learning and friendship. Figures taught principles of world rugby, a discipline that just won popularity in Soweto (South Western Township), a suburb living on the brink of overcrowding, with more than 3,500,000 inhabitants and, according to local, "is a country within South Africa. "
At the centre of the main stadium, John Allan, a former Springbok, directed the exercises through a loudspeaker. Each player was responsible for a group of ten boys to whom they should teach and then explain in public what they have learned everything. Small who were under the command of Esteban Lozada and the South African Victor Matfield won the majority of applause. Marcos Ayerza, despite his excellent English, could never be understood among children, although it was nice practice. "Never mind, we left some things wrong, but the important thing is that the kids are fun," he said as the pillar of Argentina.
Amid an atmosphere of festivity, to one side, watched in silence Hugo Porta. He had a lot to do in organising this unique event (was the first official visit to South Africa's Soweto selected). But their involvement does not stop only with what yesterday. The Laureus Foundation, which Porta is a member, is giving a hand to Soweto Rugby Club with a community project that is developed through the sport, "teaching values to life, giving work and sowing seeds for that here there many more clubs, "explained sympathetic Dali Ndebele, director of the club.
"It's our home. Grown so much in recent years we found that most clubs around Soweto, so that all have our place. The visit of the Pumas and Hugo Porta is important and teaches the kids, all of situation unfavorable, to encourage them to strive if that someday may become like them, "said Ndebele.
A mist of sweetness and serenity warned in the evening. The last rays fell biased and lighting to a place that was opened to life on the road to peace. He lived there the former president Nelson Mandela and currently resides Archbishop Desmond Tutu, both Nobel Prize winners. Their presence is perceived in the air, in that cool breeze that radiated pleasure. The day school rugby Ray end with the sun lost between hills and ravines, with a landscape of eternal smiles that leave their mark on the memory of Soweto.
* They sang the Happy Birthday to Mandela
Children and players in the monumental picture of the end of the meeting, reception and entertainment of Nelson Mandela for his 90 th anniversary. He sang the birthday with his nickname: Madiba. The Argentines also participated rugbiers song of the former South African president.
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